El hombrecito
desesperado
toma su sobretodo negro
se apodera
de la última tostada
y cierra la puerta
con cautela.
Al final,
no había más que eso
en su mundo de ensueño;
una mujer atravesada
por un puñal
una y otra vez.
Y ya no podía
soportar más sus quejidos.

Allá va el hombrecito del sobretodo raído
que no tiene paraguas
y no tiene dirección.

Un carpintero que a pasear con una morsa fue y le sorprendió el encontrar arena junto al mar.
(¡azul y amarilla!)

Delirios de una mujer que tiene un anillo en cada dedo de sus manos.
Me contó que la mejor manera de guardar un secreto es contándoselo al primer transeúnte que venga en dirección opuesta. Y que no debemos dejar pasar cada oportunidad de pedir un deseo.

Un poeta escondido en el armario

El cigarrillo consumiendose entre sus dedos mientras que busca desesperadamente una solución.
Típico en uno; dos veces el mismo error. Es que su creación era ahora una bomba de tiempo y nadie estaba dispuesto a nada.