Revuelo de palabras.-

domingo, 17 de junio de 2012

Carta a un otro


Camino lento y mirando a los costados, parando a saludar. Venías directo hacia mí, te vi de lejos primero y cada vez más de cerca hasta que nos detuvimos. Tuvimos que hacerlo porque somos dos cuerpos y en un mismo espacio no podemos entrar. Quedamos enfrentados y fuimos artífices de nuestro mundo. Yo colgaba cuadritos en la pared y vos elegías el color de las cortinas, después bailábamos un rato y cenábamos a la luz de las velas para ir a dormir juntos en invierno. Pero no quisimos entregarnos a tanto, porque ambos teníamos algo que hacer antes. Sin embargo, confundiste un secreto con una mentira. 
Ese mundo no era una mentira, ese mundo era un juego. Como la inocencia de dos niños que se encuentran en una plaza y se entregan a la diversión porque no necesitan mucho para disfrutar libremente del placer, hasta que sus padres los vienen a buscar y... hasta nunca, amiguito.
Fuimos un poco niños hasta que nuestra mente adulta, llena de compromisos, tocó la campana. Es hora, no es necesario despedirse, porque nunca nos saludamos. Si no pedimos permiso, tampoco tenemos nada que perdonarnos. No hay culpas que cargar en nuestros caparazones ni cargos de conciencia sobre la almohada.
Respirá tranquilo.


lunes, 11 de junio de 2012

uno mismo

La fiebre anaranjada
el sol
las ganas, espero
arriba y adelante
el asiento
del pasajero matinal y la costumbre
que no es lo mismo que un hábito
o decir: "yo habito".
Pensar: "llegó la tierra" y salir corriendo porque al fin
llegó la tierra y nuestros estudios y títulos universitarios
no servirán de nada si uno ha perdido las alas en el medio de los apuntes de "Economía mundial I".
Cuando llegue la tierra, voy a estar esperando,
escribo para ella
para que venga.
               Querida tierra.