Revuelo de palabras.-

miércoles, 8 de mayo de 2013

Te pediría -por favor-
que no conserves la calma. No ahora
que estamos en frente, no ahora
que con mis dientes puedo sentir que te arranco la piel.
Te pediría -si no es molestia-
que corras al lado mío, que me toques el pelo,
que tus manos hagan magia con mi piel, que me
erices,
que se crispen los nísperos que nunca probaremos porque sólo le hacemos a lo que...
Y dejame remolonear en tu cabecita
no soy buena para decirlo con palabras.
Hay cosas que necesitan ser dichas con los ojos.
Hablábamos de cómo queríamos ser recordadas mientras nuestros cuerpos se amoldaban a la arena. No fumábamos porque los pulmones, la naturaleza...
Entonces nuestros huecos se iban haciendo su lugar en el suelo porque hay veces que reímos para no llorar, porque es una música que nos hace flotar un rato y así nos movemos. Los mapas están para caminarlos y tenemos los pies para esos momentos en los que el suelo tiene algo para darnos (esos momentos en los que nosotros estamos dispuestos a recibirlo). Entonces eso, hundir los dedos, aplastar las plantas de los pies para que echen raíz dentro de nosotros mismos.
Somos fértiles
somos semillas
volamos.
Cómo no reproducirnos a cada instante si somos semillas y somos semilleros?
Seremos recordados
en la medida en que seamos, en la medida en que vibremos. Y hagamos vibrar.
Porque no existe la nada; todo retumba y vuelve y nos llena, nos complementa y, porque no, choca , se desliga, existe también el rechazo No todos estamos hechos para todos los otros.

Habíamos hablado de las cenizas, de que hay quienes, de ellas, hacen grandes castillos, con puertas enormes y dentro, sirvientes que cocinan banquetes y mujeres dispuestas a dar amor y hombres honrados.
Algunos resucitan casi silenciosamente, se los va volviendo a ver de forma sutil, tal vez con la cabeza gacha, todavía pensando en sus acciones.
Y los que restan regurgitamos de las cenizas Escandalosamente regresamos con antorchas en las manos porque nos apagaron el fuego a la fuerza, y cómo nos enoja eso; que no dejen a nuestro fuego ser, que ilumine lo que queremos ver, preguntar sin que nos juzguen y dejar en la sombra lo que no interesa. Es tan violento nuestro apagón que volvemos con la misma energía (con más energía, me atrevo a decirlo) para gritar, para correr y caminar todas las rutas marcando a fuego la huella.

(2012)

¿Habré escrito la poesía más hermosa? Quedó en el recuerdo su esencia. Hoy no te tengo para sacarte el jugo. Lo más hermoso de aquello que escribí fue que te hice bello en medio de la actitud
¿mundana?
que en ese momento nos envolvía.
Pude crearte una luz. Me decía que eras hermoso durmiendo, tus ojos cuando me ubicabas; yo sentada en la piedra, de cara al sol, hombros al aire. Como un niño que encuentra a su madre en una multitud. Te di todo mi calor, te hice bello, nadé en tus mares, besé tu frente. Te acuné, te preparé manjares, me dispuse , te abrí puertas y las sostuve. Desempolvé los muebles, coloqué alfombras a tu paso, canté una melodía dulce.

                                 No voy a dejar que te quedes con mi poesía más hermosa.

2012

-Bastaría con que tu quisieras para salvarte.
Cómo decírselo a una mujer así, que tú querrías salvarte,
y todavía más, querrías salvarla a ella contigo, y no hacer otra cosa que salvarla y salvarte,
toda una vida,
pero no es posible, cada uno tiene un viaje que realizar.

(A. Baricco - Océano mar)