Revuelo de palabras.-

jueves, 26 de abril de 2012

Ser grandes y responsables también es ser grandes irresponsables

Rápido me acomodo en tu regazo, me hago el que duermo así no tengo que dar explicaciones.
Todos los días desde que fue ese día me acuerdo de vos, de todo. En mi cabeza repaso cada palabra, los movimientos de tu cuerpo. Y si quiero volver a verte, ¿me esperarías un poco más? No puedo tener respuesta todavía, el tiempo que pasó no es suficiente. Debo ser paciente y esperar. Casi por puro protocolo porque me muero de ganas de saber si te quedaste parada cuándo me fui, o si corriste el tren sintiendote en una película de desamor. Si lloraste, si cuando miraste al cielo encontraste algo más que ese vacío que me decías antes.
Soy pecado y soy ansioso. Entonces te busco, me escondo cuando te veo
te espío
Siempre estoy un poco
lo
co
.

sábado, 21 de abril de 2012

Recorro tu figura, con mi dedo,
te recorro y te dibujo y para mi no importa si tenes pelo azul o pelo negro o si tus ojos son demasiado grandes./
Nada de eso me importa si todavía puedo, con mi dedo, delinearte desde la cabeza/
llegando a tus manos
que me toman.
Y nos sorprendemos
porque
esas manos hablan/
dicen todo lo que no puede salirnos por la boca,
no ahora, que estamos dibujandonos/
que estamos lejos de la tierra
y lejos del cielo
¿dónde estamos?/
Nos perdimos en el medio de esa entrega,
de tus manos con las mias, y después los pies entrelazados
y los cuerpos que chocan./
Pero llega el momento de volver a ser dos, cada uno
uno.
Las paredes aparecen, los autos que hacen ruido al doblar a la esquina
el perro que ladra/
las mujeres subidas a los zapatos de taco alto y los hombres que las persiguen./
Emergemos al mundo real,
y justo antes de atarme los cordones, antes de convertirme en una mortal otra vez/
descubro que sos etéreo;
puedo regresarte cada vez que quiera/

martes, 3 de abril de 2012

Debes ser un camino al centro del mandala

Pacto que habremos hecho al nacer, vos y yo de rencores no probamos nunca.
En el piso, el colchón a rombos me espera ansioso.
Yo te hablo y vos te acordás para siempre lo que digo. No se si soy débil o así está bien.

Te agarro, miro para arriba. A mis ojos nos les alcanza el espacio para entenderlo. Me pasa que llega el momento de lo que se suponía, iba a venir dentro de mucho.
Te toco, me adueño de una arruga o dos.
¿Qué pasa si el amor duele y yo te quiero demasiado? Al final, este espacio que dista entre vos y yo nos une como si fuesemos dos hojas empapadas.
Te cansás, no me lo decís pero me doy cuenta. Es porque las palabras ya no salen de tu boca.
El silencio sopla tan fuerte que hasta los suspiros se vuelan y van a parar, vaya a saber uno porqué, justo al borde de mi boca.
Entonces no puedo evitar convertirme en una fuente que escupe suspiros, pero no te enojes, igual puedo ayudarte a subir la escalera.
Me hablas bajito, entonces se que me estas por confiar algún secreto de tu infancia, alguna aventura perdida en el mar,
o tal vez en la seda que habrás usado una vez para hacer con tus propias manos un manto que me envuelva, que me proteja del frío. Pero la seda es tan fina...
Y sin embargo tu voz es tan dulce que me olvido y me haces un paquete y soy un regalo que entra en la palma de tu mano y es ahí donde quiero que me guardes, que me lleves siempre.
Pero no me tapes toda la luz del sol, que a mi todavía me hace falta, que no estoy seca del todo.
Y como es algo mutuo, nos liberamos justo a tiempo.