Revuelo de palabras.-

sábado, 21 de abril de 2012

Recorro tu figura, con mi dedo,
te recorro y te dibujo y para mi no importa si tenes pelo azul o pelo negro o si tus ojos son demasiado grandes./
Nada de eso me importa si todavía puedo, con mi dedo, delinearte desde la cabeza/
llegando a tus manos
que me toman.
Y nos sorprendemos
porque
esas manos hablan/
dicen todo lo que no puede salirnos por la boca,
no ahora, que estamos dibujandonos/
que estamos lejos de la tierra
y lejos del cielo
¿dónde estamos?/
Nos perdimos en el medio de esa entrega,
de tus manos con las mias, y después los pies entrelazados
y los cuerpos que chocan./
Pero llega el momento de volver a ser dos, cada uno
uno.
Las paredes aparecen, los autos que hacen ruido al doblar a la esquina
el perro que ladra/
las mujeres subidas a los zapatos de taco alto y los hombres que las persiguen./
Emergemos al mundo real,
y justo antes de atarme los cordones, antes de convertirme en una mortal otra vez/
descubro que sos etéreo;
puedo regresarte cada vez que quiera/

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